domingo, 8 de marzo de 2009

El inicio no iniciado

Siempre, pero siempre. A todos nos llega el día de dejar atrás esa etapa de la vida que muchos describen como la mejor. No se si es tan así... Pero que te marca para siempre, es un hecho. Adiós secundario. Primer inicio de clases no iniciado.

Aquella mañana, fuí consciente por primera vez de la rutina que me rodeaba. Levantarse seis y media, vestirse medio dormida, lavarse los dientes y la cara, desayunar. Apremiar a mi hermano para que apure el paso y salir casi corriendo para llegar con el toque del timbre.
El sol alumbraba por la ventana, a medida que los pensamientos inundaban mi mente. La rutina no sería nunca más lo que era. Adiós a buscar en el cajón dos medias medianamente parecidas (pedir que fueran iguales era casi un milagro), a la remera del colegio, la incómoda pollera... Era la mañana del último día de clases.
La consciencia del día me fue tomando por sorpresa a medida que las horas pasaban. Todos tomaban fotos, firmaban remeras. La hora de volver a casa, llegó mucho más rápido de lo que había sido en todo el año. Algunas lágrimas tímidas asomaron a los ojos de muchos, mientras mirabamos por última vez aquellos pasillos, ahora vacíos, en los que la infancia había transcurrido de manera paulatina. Detuve mis ojos en mis viejas maestras, en su momento recién recibidas, ahora más experimentadas y quizás con menos paciencia que 10 años atrás.
Incluso las secretarias, las señoras de la limpieza... El patio lleno de nuevos chicos que jugaban aprovechando al máximo el recreo. Hasta el último minuto, el último segundo. Mirando ansiosos la hora para volver a casa, comer y salir a jugar.
Ese último día, miraba el reloj con miedo. El tiempo no tuvo piedad, y la hora llegó. Los recuerdos inundaron mi alma, las lágrimas los ojos. Felicidad por terminar lo que hacía tiempo deseaba, tristeza por dejar lo conocido... ¿miedo a crecer? Tal vez.
Miré a mis compañeros de clase, mis amigos... Aquellos con los que compartía mi vida gran parte del año. Aquellos con los que lloré, reí, me peleé y me volví a amigar. Aquellas personas con las que crecí, pensé, sentí...

El tiempo se nos había ido de las manos. Era hora de decir adiós. Respiré hondo y salí. Hasta siempre susurraron mis labios, conteniendo una lágrima.

4 comentarios:

  1. Hey, muy bien. Tenía un par de críticas para hacer (hasta ahora leí esta entrada y la anterior) pero las callé de inmediato al pensar "como me habría gustado escribir así a los 18".

    Le ponés mucha emoción, y esa emoción fluye y se permite llegar al lector sin demasiados traspiés. Seguí así.

    Besos.



    Lobo.
    [la próxima viene con crítica, no me sale ser tan bueno]

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  2. Me hiciste emocionar Gaby lpm!
    Lo peor es que cada día que pasa se extrañan más esas épocas y por lo menos yo me pregunto porque no aproveché más esos días al pedo, sin responsabilidades, de vivir haciendo lo que yo quería. Son etapas de la vida y hay que mirar siempre para adelante dicen... pero que lindo sería tener la máquina del tiempo y volver aunque sea a vivir un día de aquellos!

    Beso grande ^^

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  3. Lobo: Gracias por tu comentario!! Espero tu crítica para la próxima subida, así tomo nota de las cosas que hay que pulir, ^^ Besos!

    Fran: jijiji, soy mala, te hice recordar! xD Claro, yo soy de las que quieren comenzar la facu, no le tengo miedo a la etapa que se viene, y planeo disfrutarla con todas las pilas. Pero pensando que mañana comienzan las clases, el tema del aula, las caras conocidas... Si, sería lindo volver un día nomás. Pero solo uno, eh!
    Besos y gracias por pasarte =)

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  4. Me gustó mucho tu entrada teniendo en cuenta de que voy a pasar por eso en un par de años. Me encantó como te expresas y decis las cosas. Un beso grande y muchas gracias por pasarte.

    Sophie

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